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En el video publicado, en esta misma página web, en la entrada la lengua más veloz, se dice que lengua española es una de las lenguas más rápidas del mundo.  Esto es totalmente cierto y lo puedo respaldar como Erasmus. Cuando estoy en la calle, no entiendo la gente, solo entiendo a mis amigos que hacen un esfuerzo para hablar más lento y tienen paciencia conmigo para poder entendernos. Es curioso que mi lengua materna tenga palabras tan largas como “Donaudampfschiffahrtsgesellschaftskapitän“ y en español se tarda menos aunque se tenga que decir más palabras. Esto significa una dificultad para la gente que quiere aprender español como lengua extranjera y la importancia de aprovechar la experiencia en España para realmente aprender a entender a un español, pues como dice el video si el Correcaminos hablara alguna lengua, esta sería el español.



Stefanie Layher

 
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Somos seres humanos y la vida nos sorprende todos los días; por eso, las pequeñas satisfacciones debemos disfrutarlas, despertarte una mañana y ver a creación de una nueva lengua, LAPAO, es todo un hito, el sueño de todo filólogo.

Hace unos días las Cortes de Aragón aprobó una nueva Ley de Lenguas, esto supuso que la lengua aragonesa propia del área oriental (más conocida por LAPAO) fuera la denominación para el catalán-aragonés hablado en la Franja de Ponent; por lo que corresponde a la lengua aragonesa pasa a llamarse LAPAPYP (o lengua aragonesa propia del área pre-pirenaica y pirenaica).

Esta nueva ley propicia una Academia Aragonesa de la Lengua para determinar los topónimos y nombres oficiales.

Evidentemente no podemos olvidar que esto ha sido creado por intereses políticos que no entraremos a debatir, ya que no es la función de este espacio virtual. Estamos por y para la lengua.

Por lo tanto al recoger esta noticia queremos dejar de relieve el creacionismo lingüístico, los procesos que una lengua tiene que sortear para consolidarse y los debates que se ciernen en torno a ella, (aunque es cierto que  desde un punto de vista diacrónico, se trataría de la restauración de una diferencia que ya en 1984, en la Declaración de Mequinenza se hacía patente, ofreciendo dicha lengua como asignatura optativa.) y los criterios sociales y culturales que se desprende de LAPAO.

Muchas son las críticas debido a que dicha lengua es una mezcla entre castellano y catalán sin criterio unificado, que gira en torno al error gramatical de forma incesante, por ello deberemos esperar a la creación de la Academia Aragonesa de la Lengua para poder analizar sus gramática, vocabulario, ortografía, léxico. Y poder de esta manera ofrecer una nueva entrada en nuestro blog recogiendo las singularidades de este nuevo nacimiento.








María Moreno Olucha




 
Es frecuente el uso de palabrotas en la vida social de España. Especialmente, si comparamos la frecuencia del uso de malas palabras en España con cualquier otro país europeo, queda claro que los españoles dan menos importancia al significado de estas palabras. Sin embargo, hay que analizar algunos de los aspectos culturales más importantes para entender porque sucede así.

Las palabrotas proliferan en los ambientes privados así como en las discusiones políticas y los medios de comunicación, como en la radio. Entonces, una de las razones del uso de estas palabras puede ser el régimen estricto durante el periodo de dictadura en España. Principalmente, después de conseguir la libertad, se empezaron a manifestarla en todos ámbitos de la vida social, por lo que se utilizaban frecuentemente palabras prohibidas por Franco en los medios de comunicación. Se puede afirmar, que esto ha llevado a la situación por la que los españoles sentían poder en hablar “en voz alta” y expresar su opinión libremente.

Para apoyar esta hipótesis, podemos ver los insultos de varias manifestaciones en los siguientes ejemplos del lenguaje poético de varias épocas, y comparar el grado de grosería en diversos siglos:

"Profecía de Casandra" (año:1270)
(fragmento)

--¡Gent perdida,
mal fadada,
gente sin entendimiento,
gente dura,
gente fuerte
sin ventura,
dada a muerte,
gente de confondimiento! 

Soneto contra Góngora (s.XVII)
Francisco de Quevedo (fragmento)

Yo te untaré mis obras con tocino,
porque no me las muerdas Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas cual mozo de camino.

Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973)
Jaime Sabines (fragmento)

Mi padre tiene el ganglio más hermoso del cáncer
En la raíz del cuello, sobre la subclavia,
Tubérculo del bueno de Dios, 
Ampolleta de la buena muerta,
Y yo mando a la chingada a todos los soles del mundo.
El señor Cáncer, El señor Pendejo,
Es sólo un instrumento en las manos oscuras
De los dulces personajes que hacen la vida.

El tercer fragmento ejemplifica, que la libertad de expresión en los años posteriores a regímenes políticos bastante estrictas tenía lugar incluso en la literatura.

La segunda causa probable, por la cual se utiliza palabrotas en España y en América Latina, es el rasgo cultural de las “naciones del sur” con “sangre caliente”, como se suele decir en todo el mundo. Especialmente, los españoles no son tan agresivos en su manifestación de naturaleza, como en su manera de expresarse. Es decir, que para insultar a alguien siempre se utilizan groserías poderosas. En este caso, es posible que para evitar emociones negativas sea mejor liberarse del enojo a través de las palabrotas, que empezar a pelear.

A parte de lo que se ha mencionado, se puede afirmar que palabrotas en español no llevan consigo el significado tan abusivo y agresivo como en otras lenguas, por lo menos, son aceptadas para demostrar las emociones y no para ofender a los demás. Así que, es polémica la relación de malas palabras a palabras ofensivas. Por eso el uso de malas palabras en el idioma español es tan extendido y es casi “oficial”.

De esta manera, las razones mencionadas arriba, forman una explicación adecuada para justificar el uso de malas palabras. En este caso, hay que tener en cuenta estas causas principales cada vez que aparezcan en cualquier medio de comunicación o, simplemente, en la vida diaria.



Victoria Celajeva


 
La RAE define eufemismo como "manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante". Tal vez en algunos casos puede resultar positivo el empleo de tales eufemismos, para descargar el significado léxico hiriente en determinadas palabras o para ser, lo que los psicólogos denominan, asertivos. Otras veces, en cambio, solo corresponden a un vicio que únicamente pretenden engañar y poner así a prueba nuestra inteligencia.

En este sentido, tenemos que ser conscientes de que el eufemismo y la mentira apenas están separados por una delgada línea, que en mi opinión, puede ser peligroso no distinguirla.

La situación de crisis económica que aún persiste en nuestro país y que parece que nos acompañará durante un buen puñado de años, es un buen caldo de cultivo para la creación y difusión de muchos de estos eufemismos. Algunos de nuestros políticos escupen a la menor ocasión sus juegos de palabras, presentándonos, los que ostentan el poder, los eufemismos, y los otros, los que lo ambicionan, los disfemismos.

Hay múltiples ejemplos: cuando nos despiden de nuestros empleos es un cese de la actividad. Reformas son los recortes, los que nos asfixiarán y mermarán nuestros derechos. Las subidas de impuestos son un recargo temporal de solidaridad, o crecimiento económico negativo en vez de recesión o simplemente y llanamente crisis económica.

Hay muchos más: ataque militar masivo, en vez de guerra, liberalizar en vez de privatizar, centro penitenciario en lugar de cárcel.

El colmo de la repanocha llega de la mano de la secretaria de Inmigración a propósito de los jóvenes que se ven obligados a emigrar de España porque en ella no encuentran trabajo: "emigran por impulso aventurero".

Un buen número de eufemismos relacionados con este tema político y muchos otros, los podemos leer en este enlace:

http://www.informe-espana.es/sites/default/files/uploads/editors/u269/Parte_II_Cuadro_1_Informe_Espa%C3%B1a_2012.pdf

Pero no solo nuestros políticos son los que ejecutan el lenguaje a base de eufemismos. También nosotros, el pueblo de a pie, somos artistas en la confección de las palabras agradables. Pero aquí la cosa cambia, la lista interminable de eufemismos la empleamos delante de esas personas que no nos simpatizan, mientras que la de disfemismos la arrojamos duramente cuando esas personas no se encuentran presentes: tímido en vez de bruto, no es guapo pero sí simpático, o cardo borriquero, en vez de poco agraciado o callarte sin más y no hacer ninguna observación al respecto. Aún conserva visos de su niñez, en vez de inmadura. Listo en lugar de pedante, ¡pero qué dominio de la verbosidad tienes! en lugar de forzado o rebuscado. Eres una artista, tu poesía me encanta, te admiro, en vez de: deberías seguir componiendo, tal vez algún día escribas algo con suficiente calidad, y además, puntualizando: no todas las frases cortas, unas debajo de las otras es poesía. Y así un largo etcétera.

Todo esto me suscita un temor: de tanto camuflar una verdad, es decir, de tanto recrearnos en ese juego indecoroso de pintarrajear las palabras, alguien puede olvidarse de ese primer sentido original de determinado vocablo o expresión, y creerse la mentira.

Supongo que hay que buscar una postura ecléctica, la de ser condescendientes con nuestros semejantes, pero no engañarles. Y sobre todo, lo más importante: pensar unos instantes antes de opinar.


Martín Delgado


 
 ¿Por qué palabras tan empleadas como «gominola» o «pochar» no son admitidas en la
 RAE? Elena Álvarez ya escribió sobre este tema en el blog:
Cometario. Ideas molineras a medio guisar. Es un tema que capta enormemente nuestra atención y por ello, pretendemos
comentarlo.

Como bien indica Álvarez, cada año la RAE publica un listado con las nuevas palabras que va a incluir y nosotros deducimos que, varias de ellas, se tratarán de términos comunes, que escuchamos en los telediarios, en los programas de televisión, en la escuela, o incluso en la calle. Pero una vez publicada la lista, comprobamos que, ciertas de ellas, ni siquiera conocemos su significado o que ni siquiera, las hemos escuchado pronunciar. Pero el problema realmente es que palabras tan utilizadas y empleadas como «gominola», «pochar», «menudeces» o «logo» no sean admitidas. 

Discernimos que el diccionario es «un libro abierto», es decir, una obra inacabada, puesto que el lenguaje se va «modernizando» y adaptándose a las circunstancias de la realidad, la emula, por ello no es reprochable la falta de términos. Pero por ejemplo, debida a la
crisis económica el diccionario ha recogido la palabra «anticrisis» y el término que prospera con mayor número de locuciones es «riesgo». Y por este motivo, no comprendemos por qué diversas palabras que empleamos a diario no son aceptadas. 

 Esta imagen recoge múltiples palabras no aceptadas por la RAE:

 Sin embargo, la RAE aceptó en los últimos años palabras como acojonamiento, bloguero, canalillo, culamen, isidril, etc. 

 No sabemos qué criterio utiliza la Academia para admitir unos términos y otros no, y seguramente jamás lo sepamos, pero… ¿No decimos que vamos al quiosco a comprar «gominolas» o que nos hemos comprado un móvil de «prepago»? La única respuesta que encontramos  es que ciertas palabras no han sido admitidas porque son sinónimas y por ello han considerado que no hace falta su inclusión en el diccionario. Así pues, de momento habrá que conformarse y decir… ¿Vamos al quiosco a comprar chucherías? ¿Nos compramos un móvil de tarjeta?


Silvia García Carretero