¿Por qué palabras tan empleadas como «gominola» o «pochar» no son admitidas en la
 RAE? Elena Álvarez ya escribió sobre este tema en el blog:
Cometario. Ideas molineras a medio guisar. Es un tema que capta enormemente nuestra atención y por ello, pretendemos
comentarlo.

Como bien indica Álvarez, cada año la RAE publica un listado con las nuevas palabras que va a incluir y nosotros deducimos que, varias de ellas, se tratarán de términos comunes, que escuchamos en los telediarios, en los programas de televisión, en la escuela, o incluso en la calle. Pero una vez publicada la lista, comprobamos que, ciertas de ellas, ni siquiera conocemos su significado o que ni siquiera, las hemos escuchado pronunciar. Pero el problema realmente es que palabras tan utilizadas y empleadas como «gominola», «pochar», «menudeces» o «logo» no sean admitidas. 

Discernimos que el diccionario es «un libro abierto», es decir, una obra inacabada, puesto que el lenguaje se va «modernizando» y adaptándose a las circunstancias de la realidad, la emula, por ello no es reprochable la falta de términos. Pero por ejemplo, debida a la
crisis económica el diccionario ha recogido la palabra «anticrisis» y el término que prospera con mayor número de locuciones es «riesgo». Y por este motivo, no comprendemos por qué diversas palabras que empleamos a diario no son aceptadas. 

 Esta imagen recoge múltiples palabras no aceptadas por la RAE:

 Sin embargo, la RAE aceptó en los últimos años palabras como acojonamiento, bloguero, canalillo, culamen, isidril, etc. 

 No sabemos qué criterio utiliza la Academia para admitir unos términos y otros no, y seguramente jamás lo sepamos, pero… ¿No decimos que vamos al quiosco a comprar «gominolas» o que nos hemos comprado un móvil de «prepago»? La única respuesta que encontramos  es que ciertas palabras no han sido admitidas porque son sinónimas y por ello han considerado que no hace falta su inclusión en el diccionario. Así pues, de momento habrá que conformarse y decir… ¿Vamos al quiosco a comprar chucherías? ¿Nos compramos un móvil de tarjeta?


Silvia García Carretero






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